miércoles, 14 de octubre de 2015

CRÓNICAS VIAJERAS II (BUDAPEST)

Septiembre 20. Salimos de Viena en Autobus rumbo a Budapest. Los días han estado esplendorosos, soleados y despejados. Al llegar a Budapest me lleve una gran sorpresa. No se porque razón esperaba encontrarla gris y opaca. Tal vez el hecho que ha estado bajo la bota comunista durante 33 años (1956-1989) hace pensar en el deterioro de la ciudad. Todo ese tiempo no pudo borrar su pasado imperial. 
A nuestra llegada después de almorzar, hicimos la visita panorámica. Budapest es una ciudad hermosa, rodeada de muchos parques y monumentos. Pero lo mas bello que tiene es la parte que recorre el río Danubio.




En la noche tuvimos una cena en un restaurante típico, comida local y bailes folclóricos. No falto el goulash de ternera, y el vino servido por un escanciador, similar a como sirven la sidra en Asturias, desde lo alto y sin derramar una gota.









 El viaje que hicimos de noche en barco resulto mágico, el edificio que mas se destaca es el parlamento (Duna) iluminado. De día es imponente, pero de noche las luces le dan una tonalidad dorada, parece sacado de un cuento de hadas. Es difícil enumerar la cantidad de edificios antiguos que bordean el río. En lo alto de una colina la estatua de la libertad; una mujer alzando sobre su cabeza una hoja de palmera, iluminada de una luz blanca, se destaca sobre la ciudad.



Nuestro hotel está situado enfrente del parlamento, y desde el comedor la vista resulta magnífica.
Al día siguiente 21 de septiembre, terminamos de hacer la visita panorámica que no pudimos terminar deber debido a que muchas calles estaban cerradas por una fiesta local. Ese día visitamos la catedral construida en honor a San Esteban patrono de la ciudad, donde se conserva la mano momificada del santo. Solo se me ocurre una palabra para describir esta iglesia: monumental.
Durante los años ha pasado por distintas vicisitudes. Dos guerras mundiales, un terremoto que la devastó, inundaciones...No sabría definir su estilo, me dijeron que ecléctica, es decir varios estilos mezclados.



Una visita obligada fue al mercado de la ciudad, edificio construido en el S XIX que me recordó a la Boquería de Barcelona (España) Ahí se consigue de todo. Se puede comer, hay muchos puestos de ventas de artículos de artesanía local.







La guía nos dijo que aunque no estaba incluido en el tour, no dejáramos de visitar el café New York y así lo hicimos. El edificio, aunque siempre fue un café, su aspecto es de un palacete, "el café mas bello del mundo" abierto el 23 de octubre de 1884, de estilo ecléctico entre el renacimiento y barroco. Yo diría que mucho mas este último. Todo fue construido en mármol, bronce, seda, terciopelo. Mucha gente compara el edificio con el palacio del rey bábaro Luis II. El techo decorado con pinturas. A la entrada te recibe una fuente con candelabros venecianos.
La Primera Guerra Mundial puso fin a la primera era dorada del café. Después de la guerra se reabrió ya como restaurante y "New York Café" que se convirtió en uno de los restaurantes mas elegantes de la ciudad, y una vez mas el centro de la vida social. Después de la guerra, el crack financiero y la crisis económica de 1930 hizo que la vida social en toda Europa se apagara, por ese motivo el café cerró temporalmente sus puertas. Fue abierto nuevamente en 1954 bajo el nombre de Hungária, no como café, pero si con su esplendor original.
Hoy en día, en febrero de 2001, se reconstruyó este legendario edificio. En la primavera de 2006 el New York Café le dio la bienvenida a sus clientes con su antiguo esplendor. Es una joya de las muchas que tiene la ciudad.






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